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Retos Personales de la Maestría UP. María Laura Cuyá, Egresada MBA

08/27/2018

El cambio es una constante que nos reta a hacer ajustes, crecer, reinventarnos y construir un nuevo posicionamiento, y que en definitiva, nos mueve de nuestra zona cómoda. Decidirte a hacer una maestría es para generar impacto en tu plan de vida profesional, impulsar sinergias e ir más allá de los límites actuales.

Cuando decidí hacer la maestría, la comencé expectante por varias razones. Quería crecer en mi carrera, me sentía desactualizada y soñaba con ser algún día jefa y dueña.

La realidad fue más gratificante frente a mi primera visión inicial, como explico a continuación:

  1. Reaprendí a trabajar en equipo. Recuerdo que después del primer curso me propuse no repetir integrantes, con lo cual  conocí a mi promoción casi completa de una manera cercana. Procuré conformar equipos multidisciplinarios, diferentes e irrepetibles con la riqueza de ideas, perspectivas, polémicas y dificultades que esto conlleva. Fue genial, nuestros casos y proyectos eran siempre distintos, y yo me reté para estar a nivel de personalidades con conocimientos muy diferentes y superiores a los míos.
  2. Gestión de redes de contacto. Hacer grupos de trabajo diferentes me llevó a conocer gente potente. Acabé siendo representante de la maestría y expandí mis conexiones, lo que me llevó a gestionar el networking como nunca antes. Muchos laboraban en ámbitos que quería conocer y aún hoy hacemos sinergias.
  3. Viví experiencias nuevas. Venía del mundo bancario, aquí hice mi primera consultoría, lo que significó una variante importante para mi carrera a largo plazo. Ésta inicialmente no estaba en mi plan de vida profesional. El convenio con Global Consulting Practicum (GCP) de la escuela de Wharton en ese momento nos permitió generar un plan de marketing para exportar una reputada marca de vinos al mercado americano. Con esta experiencia diferente casi inmediatamente al concluir la maestría pude iniciar mis primeros pasos como consultora independiente mientras era empleada. Más adelante estas vivencias me apalancaron. Formé Tresencia (enfocada en planeamiento estratégico), InnovaInhouse.com (laboratorio de innovación corporativa con enfoque centrado en el usuario, la creatividad y la innovación), Innova-funding.com (startup fintech que conecta pymes con inversionistas, ganó Startup Perú), FactoringLab.com (empresa de factoring y cobranza de facturas).
  4. Actualización y método. Siempre fui una inconformista, siendo empleada buscaba la adrenalina de las metas cumplidas mezclada con la empatía con los colaboradores para pasarla bien juntos. Pero era muy empírica. La maestría me ayudó a reencontrarme con autores, metodologías, casos y docentes de alto nivel. Si tienes curiosidad y usas la metodología adecuada, no hay límites para canalizar esa actualización en proyectos propios  o de la empresa en que trabajas. En mi caso esto me permitió reaprender y me preparó para ponerlo en práctica en el futuro.

Hoy que soy docente universitaria, consultora, mentora  y emprendedora, aplico en mis negocios muchos de los aprendizajes de la maestría, combinados con la experiencia laboral. Hoy sé que soy una intraemprendedora; atribuyo mucho de mi cambio de rumbo, intereses, la exploración de nuevas direcciones y la seguridad que adquirí, al estudiar la maestría en UP.